Y cuando en el atardecer vea
ante los últimos rayos del sol
el amanecer de la luna
con el caer de las hojas del cerezo
En el lugar del ermitaño
cabalgando en el sueño del susurro
al morir el atardecer
un aliento a la imaginación del guerrero
A los brillos de aquel acero
que ante la noche desenvaina
furtivo al cautivar a aquel
donde solo vive en fantasmas
Sera el mismo que desee la muerte en soledad
a encontrarse con su destino
donde las estrellas lo miraran
el nunca se arrepentirá
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